Cuaderno de Viajes

domingo, 4 de diciembre de 2011

On 7:21 by ernest in     No comments

Finalmente llegamos a Probolingo sobre la una de la noche y nos fuimos rápidamente a buscar un hotel. Al día siguiente nuevamente madrugón y después de coger una bemo (2000 idr/persona) llegamos a la estación de minibuses que suben para el pueblo de Cemoro Lawang. Habíamos leído mucho sobre la mafia en los transportes que hay en este pueblo. Teóricamente cuesta unas 25.000 rupias por persona el trayecto de una hora hasta el pueblo. Lo que ocurre es que hasta que no tienen un mínimo de 10 personas no se ponen en marcha y no tienen ninguna prisa en recoger a los locales. ¿Por qué? Pues resulta que los locales pagan bastante menos que los turistas. En general, en todo el sudeste asiático hay dos precios para todo, el precio local, y el precio turista.Para ellos somos como cajeros automáticos con patas (en adelante ATM,s). Y naturalmente a nosotros nos intentan cobrar bastante más que a los locales en todas las compras, es difícil poder comprar a precio local.
Bueno a lo que iba como eran las 9 de la mañana, el colega no tenía ninguna prisa, así que nos ofreció arrancar el vehículo si le pagábamos por 10 personas. Nos pedía en principio 250.000 rupias a los cuatro pero al final y al ver que nosotros empezamos a movernos y buscar que nos subieran en moto nos dijo que por 200.000 nos subía. Total que al final cada pareja pagó 100.000 rupias que son unos 8 euros y sobre las 11 horas llegamos al dichoso pueblo. Entiendo que muchos de vosotros digáis: “pero si sólo son 8 euros”. Y es verdad, lo que pasa es que cuando ves que por ser extranjero te quieren tomar el pelo constantemente se te empiezan a hinchar muchísimo los ovarios!
Enseguida nos pusimos a mirar guesthouses y a seleccionar puesto que en algunas nos pedían verdaderas barbaridades por una noche y nos quedamos en una especie de casa particular muy limpia y botina con baño compartido por 150.000 rupias. Comimos algo rápidamente y nos fuimos andando a ver el Bromo.
Esta excursión se puede hacer perfectamente sin guía y sin moto. Nos llevó como una hora y cuarto ir y una hora volver a paso lento, sacando un montón de fotos y recreándonos ante el fabuloso espectáculo que teníamos delante. Sí os preguntáis si valía la pena ir a pesar de todo, la respuesta es SI.
Al volver al pueblo nos encontramos con otro español, Unai , de Madrid y poco después a Ainoa y Javier, una pareja de maestros que están también viajando por toda Asia. Ellos no tenían trabajo en España así que decidieron coger sus ahorros e irse a estudiar inglés a Nueva Zelanda primero y a Australia después. Durante todo su viaje lo que hacen es trabajar en lo que les sale: recoger fruta y atender un bar de carretera o trabajar en una granja y después de unos meses trabajando irse a conocer el país. Total que al final nos fuimos a cenar todos a un warung (“chiringuito” de comida de ellos) que estaba muy cerca. Anteriormente habíamos comido ahí y estratégicamente ya le pedimos a la mujer que lo atendía en un mas que aceptable ingles que nos pusiera a enfriar unas cervezas (sino, sólo las sirven calientes, ¿os imagináis?)
Resulto una cena de lo más divertida al estar un grupo de siete españoles juntos (más Hans, un holandés que chapurrea español). Allí coincidimos con un grupo de indonesios muy simpáticos que nos pidieron hacerse fotos con nosotros y a dormir pronto puesto que al día siguiente tocaba levantarse antes de las cuatro de la mañana para ir a ver la salida del sol.

0 comentarios :

Publicar un comentario